viernes, 17 de febrero de 2012

Esperanza y verdad

Muchas veces me pregunto
si soy lo que siento
o si percibo lo que soy
lo mismo vale para preguntarse
si soy lo que pienso
o pienso lo que soy.

No hay escape a este
devanar de ideas,
a este laberinto donde no hay
hilo que venza.

El amor,
(no el mío que nace cuando te veo,
y muere cuando lo miras)
esa mirada, el calor, la devoción
(no la tuya que no amanece,
y nace cuando anochece)
los infinitos horizontes que se
entrecruzan
(no esos, no los otros, ni ninguno
que conozcamos)
esos tienen la llave del Minotauro
y la estación.

Si solo soy lo que pienso
no me perturbarían tus ojos,
tu piel, que no conozco
ni tu dulce secreto

Si solo soy lo que siento
no devanaría el ir y venir
en ilusiones
en condiciones y ensoñaciones
ni cambiaría mi piel
por un suspiro

Si solo pienso lo que soy
también tu serías una ilusión
una perene y dulce melancolía
miles de brillos de tu mirada
serias un poema y no esos ojos
ni esa piel (que no conozco)

Si solo siento lo que soy
las malas letras de esa poesía
y los malos partos de la alegría
serían monedas
para las manos
y muros suaves
para el reloj.